En el ferrocarril ya no encuentran trabajo, pero Charles y Edwards aceptarán un empleo arriesgado como dinamiteros en un túnel. Como las facturas del hospital van ascendiendo, Caroline trabajará en la lavandería donde le ofrecen sueldo y cama, ahorrándose los gastos del hotel de Rochester. Mary, cuando ya no le quedan esperanzas de recuperarse la vuelven a operar, esta vez con éxito.