Harm tiene miedo de estar volviéndose loco cuando empieza a escuchar la voz de su difunto padre, por lo que decide consultar a su novia y psicóloga. Ésta le dice que está tratando a otro oficial de la marina con similares síntomas y sugiere que Harm no está experimentando nada inisual en alguien que a perdido a un ser querido en circunstancias violentas, pero harm comienza a creer que hay algo más siniestro en lo sucecido que puede hacerle perder algo más que la cabeza.