Booth y Brennan examinan un cuerpo en estado de descomposición encontrado por unos jóvenes en los jardines de un hospital. El cuerpo pertenece a un hombre llamado Franklin Curtis, fundador de una cadena de supermercados de comida orgánica. Los investigadores descubren que el cuerpo fue incinerado y que, junto a los suyos, había restos de otra persona.