Ñoño desea una posada en la vecindad con piñatas y su papá acepta hacerla, pero necesitan un árbol de Navidad. Así que toda la vecindad irá por uno al bosque encantado, y cuando llega el guardabosques les dice que si quieren el árbol de Navidad, tratan de plantar otros dos más pequeños. Al final todos están preocupados porque el guardabosques les decía que iba a cerrar la venta de arbolitos y no había tiempo para plantarlos más, pero se entusiasman ya que el árbol de Navidad pertenece inolvidablemente a la vecindad.