Luis Emilio le puso un plazo límite a Joaquín para solucionar el problema que lo aqueja: el bebé que espera Monse debía desaparecer ya. Sin embargo, él no tuvo que hacer nada al respecto. Un aborto espontáneo lo libró y en lugar de entristecerse, se alegró e incluso invitó a Ignacia a cenar porque todo estaba "arreglado". Pero cuando más tranquilo se sentía, el destino le jugó en contra pues Ignacia se enteró igualmente de su infidelidad al escucharlo por teléfono. Gonzalo se dio cuenta que estaba perdiendo a Jessica y decidió usar la manipulación para impedir que lo abandone. Así, la citó a su casa y lloró desconsoladamente en sus brazos, relatando lo difícil que ha sido su vida desde que ella lo dejó. Sin ella, hasta pierde los deseos de seguir adelante.