Cuando un niño de ocho años denuncia abusos sexuales, Stabler y Tutuola dirigen su investigación contra el padre, que permaneció en prisión siete años por abusar de su hijo mayor. Sin embargo, las pruebas de ADN demuestran que el autor de los abusos es su hermano mayor, y que tiene una página de pornografía infantil en internet. El intento de los inspectores de pactar con el joven, a cambio de delatar a los suscriptores, se diluye cuando la fiscalía decide detener al adolescente por pornografía infantil, aunque el mismo haya sido víctima de abusos.