Laura, a cambio de un trabajo, decide quedarse con una cabra muy traviesa para que su dueño no la sacrifique. Debido a sus diabluras ni la familia Ingalls, ni sus vecinos a quien intenta vendérsela, la aceptan, por lo que la abandona lejos de Walnut Grove. El destino hará, que gracias a la cabra Fred, Charles haga una provechosa venta de hojas de anea.