Harriet Oleson desea airear su fortuna y compra la propiedad del lago como casa de verano. Kezia, que la ocupa sin pagar impuestos, gracias a la mediación del reverendo Alden conseguirá quedarse a cambio de realizar las tareas domésticas. El trabajo es muy duro para su edad, y Albert, Laura y Andrew inventarán un monstruo del lago para que la Sra. Oleson se vaya.